jueves, 21 de mayo de 2015

Del Arte de los sacrificios

Que alguien te pregunte cómo estás, y espere tu respuesta, ya es novedoso. Pero que alguien te pregunte cómo estás y te pida que lo expliques con una metáfora meteorológica es clarificador. Una niebla, dije, como si se avecinase una tormenta.
Nunca había pensado en si existían talleres de terapia emocional. Qué locura, ¿no? Pues existen. Nunca se me habría ocurrido pisar uno. ¿Estamos volviéndonos locos o qué? Pues lo pisé.
CultivArte de Mar González Vida
Me vi envuelta, sin saber muy bien por qué, en la convocatoria de uno de estos talleres, «CultivArte. Crecer a través del arte. Terapia creativa». Por cumplir con la chica que lo coordinaba, a la que conocía desde poco tiempo atrás y que me resultaba sensata y lúcida, me acerqué. Qué puede pasar, pensé, que esté una hora, conozca a gente y me vaya a casa, pues vamos allá.
Llegado el día, dediqué dos horas y media: una en el taller, otra en ir y volver y media en una librería de camino.
He de reconocer que aún en la librería pensé en abandonar el compromiso. Llegué a pensar, mientras merodeaba entre libros, en distintas excusas que dar a la organizadora. Como siempre rompiendo mi palabra, ese día, compré dos libros (para dos regalos) y me fui, convencida, al taller.
Llegué a la terapia creativo-emocional en un caos sentimental, qué oportuno. En esa excursión hacia el otro lado de la ciudad anduve entre mis imposiciones, mis contradicciones, mis esfuerzos por redimirme con un sacrificio que equilibraría el karma.
Una hora después, desandaba lo andado entre abochornada y contenta. Como es costumbre en los que prejuzgamos con cierta ligereza, me equivoqué. La coordinadora resultó ser no solo ser inteligente y divertida, que ya lo sabía, también era empática, creativa y trabajadora. Había organizado un encuentro provechoso, desconocidos que se divertían y que se interrogaban a sí mismos, a través del asombro y el optimismo.

Al final, el taller se había convertido en un descodificador personal. Me descubrí riendo, haciendo planes, reestructurando el mapa emocional. Y salió el sol, y se vio la Mar.