domingo, 26 de diciembre de 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

Tengo mi navidad.

A Antonio Ruiz,

con melancólica solicitud de amor.


Cariño, es Navidad. Otra vez tu maquinita registradora al pie de la escalera me viene en mente. Cada año que pasa, los recuerdos se hacen más difusos pero los recuerdo con más cariño. Tenemos recuerdos nuevos que almacenar, pero aquellos son imborrables. ¿Cuánto tiempo nos pasábamos maquinando cómo hacer rentable económicamente la Navidad? Pero no sólo en Navidad hemos sido primos-amigos, ¿te acuerdas cuándo íbamos juntos a misa los sábados? Yo te recuerdo, tan peinadito... todos los días hacías la comunión. Todos los días ibas impecable. Como ahora, sólo que ahora lo impecable lo llevas dentro, se te ve por fuera porque eres un hombre impecable. Estoy orgullosa de tenerte como primo. Estoy orgullosa de que no puedas nunca desligarte de mí, aunque sea sólo una razón de sangre.

Volverán las oscuras golondrinas. Hemos crecido y nos hemos hecho adultos, pero llegará un momento en que volvamos a ser niños, porque eso ocurre cuando nos hacemos viejos, y entonces volveremos a jugar en algún hueco de escalera, volveremos a sacar las ollas de la tita Lola, y los playmoviles, y nos volveremos a pelear por aquel maldito pato. Yo te esperaré, que llegaré antes, sentada en la "grailla" de la abuela con un bocadillo de atún, el tuyo de queso estará sobre la mesa.

¿Nos tomaremos un café estos días de nostalgia? Será un café, o será una pizza en Pericote, o será una cocacola en Alacant, pero será al fin y al cabo lo que da sentido para mí a que estas dos semanas puedan ser diferentes. Eres mi navidad.