Será hoy la última vez que esté aquí para daros las buenas noches. De manera increíble, hoy es el duodécimo lunes en que nos reunimos para celebrar las letras en este salón.
Me propuse escribir unas palabras, hacer una despedida oficial, adueñarme del ciclo para despedirme de la ciudad (ya sabéis todos porqué) y para eso era necesario dar las gracias y mirar atrás.
Hace unos meses cuando Jose me lo propuso me pareció que podría ser un proyecto precioso. Después me desanimé y cuando ya pensaba que nunca se llevaría a cabo, los inconvenientes se iban solucionando como por arte de magia. Teníamos que ponernos de acuerdo, y todo conectaba. Teníamos que esperar, por supuesto, a que acabasen las Vitolas y llegaron a la 100. Había que programar un ciclo, al menos el primer mes. Era abril y tras las vitolas y Semana Santa se quedaba en tres lunes, y no hubo problemas. Así, curiosamente hemos conseguido llegar 11 lecturas, 11. Y podríamos seguir, que Granada es mucha Granada.
Así que agradecer, evidentemente y como corresponde, al Salão que nos ha prestado el sitio.
A Jose y Plácido, por ser la parte trabajadora, por su esfuerzo, por facilitarlo todo, por brindar su amistad (que espero que se mantenga) y por ser los protagonistas de esta última noche de lectura. Ha sido un placer. Gracias Jose por pensar y confiar en mí, y por ser como sabemos el “pro-motor”.
Unas gracias especiales a Josep Maria que en aquel primer momento creyó en la idea, la dotó de forma, me animó, me hizo sentir capaz y prendió chispa al motor.
A los autores y presentadores por prestarse, por hacer que fuese posible el proyecto, por su amabilidad, por hacerme disfrutar de tan distintas formas de aprender, por su paciencia, por leer, por el frío al principio y por el calor al final. Por estar. Gracias:
A Juan Andrés que nos hizo soñar una ópera en forma de poemas dejándonos “azúcar en las alas”.
A Ginés, de quien me guardo para siempre su koala y que sabe “elegir con cuidado la melodía”, crearnos las notas falsas.
Al viaje de Javier que, por suerte, “deja un rastro de tiza/ señalando el sendero”.
A Isabel miau que “no es el olor de un gato” y que será siempre Monalisa sonriendo.
A Juan Luis que profundizó en los mares más vitales.
A Andrés, luz, ventana de ilusiones, viaje completo. Aleph.
Al Alfonso detective y al poeta, que nos dejó descubrir la “gota en un sueño/ de otro sueño”: que no acabe.
A Cristina que vive, más allá de los fascistas (aunque sean los que mejor…), sólidos sueños en duermevela que la llevan ya a buscar haditas quizá en el siglo XIX.
A Daniel que no “necesita un corazón nuevo” porque es ya “carne que nos quema en un instante”. Y al sonido que nos dedicó el violín, gracias a Giulia.
A Valeria ternura que desata la realidad, que la muestra y le da cobijo.
A Andrea “como una bañera llena de los colores más bonitos que al mezclarse dan un resultado final”: dulces vómitos y bonita mierda.
A Rafa, “en carnaval perpetuo”, que, que “que me lo pida”. Incluso a Fruela…
A Ángel, tormenta de verano tan apetecible, incansable Renzi.
A Erika, sinestesia intensa, “palabra impura/ rapto de libélula”.
A Ramón, talento de caprichosa y delicada memoria prodigiosa.
A Jesús, amenazante clavo que pasea inocente, cielo protector.
A Trini que tiene la receta para el fuego y se la guarda porque sabe que ella ya es irrepetible.
A Miguel Ángel que me tiene, para siempre, bailando a sus pies de barro.
Gracias a todos y cada uno de vosotros que venís cada día o no. A Ana, madre e hija, a la otra Ana, a Pedro, a Julián, a Ángel, a las CristinaS, a Silvia, a Miriam, a Pablo, a Marta, a Mateo, a Mónica, a Enrique, a Javier, a José Carlos y a Milena, a Dolores, a Mariano, a Juan Carlos, a José Antonio, a Julia, a Chiara, a Rafi, a Miguel Ángel, a Antonio, a Bego, a Vero, a Maite, a Isabel, a Berta, a Santi, a Vanesa, a Jesús, a Carmen, a Celia. A los que se me olvidan. A todos, artífices reales de todo cuanto ha acontecido aquí. Alma de nuestras fotos, creadores de anécdotas, dotadores de sentido,
Eternamente agradecida,
Carmen.
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[Esto dio de sí el Salón de las Letras. Estoy orgullosa de todo. Gracias a todos, reitero las gracias también por haber escuchado este discursito. Hasta la próxima, que habrá más].