viernes, 28 de noviembre de 2008

En el placer inconcebible de aquel dolor insoportable



Una tarde, cuando todos dormían la siesta, no resistió más y fue a su dormitorio. Lo encontró en calzoncillos, despierto, tendido en la hamaca que había colgado de los horcones con cables de amarrar barcos. La impresionó tanto su enorme desnudez tarabiscoteada que sintió el impulso de retroceder. "Perdone", se excusó. "No sabía que estaba aquí." Pero apagó la voz para no despertar a nadie. "Ven acá", dijo él. Rebeca obedeció. Se detuvo junto a la hamaca, sudando hielo, sintiendo que se le formaban nudos en las tripas, mientras José Arcadio le acariciaba los tobillos con la yema de los dedos, y luego las pantorrillas y luego los muslos, murmurando: "Ay, hermanita; ay, hermanita." Ella tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no morirse cuando una potencia ciclónica asombrosamente regulada la levantó por la cintura y la despojó de su intimidad con tres zarpazos, y la descuartizó como a un pajarito. Alcanzó a dar gracias a Dios por haber nacido, antes de perder la conciencia en el placer inconcebible de aquel dolor insoportable, chapaleando en el pantano humeante de la hamaca que absorbió como un papel secante la explosión de su sangre.





GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Random House Mondadori y RBA Coleccionables. Cayfosa, 2004. Primera edición de 1967. (120-121).

lunes, 24 de noviembre de 2008

Fabulilla del más acá











La niña fantasma en el patio trasero, llorando sus lágrimas de otro mundo porque el niño vivo se desdibuja más rápido, más rápido que ella, miniatura espectral huida del tiempo...

Miguel Ángel Zapata

[Me quedo con el regalito de M.A. porque sí.]

domingo, 9 de noviembre de 2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

Calma



Porque ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde ni el sueño que se desvanece.

Juana de Ibarbourou (1895-1979) Poetisa uruguaya.